Hasta hace apenas unos años, las lecciones se apoyaban en un fragmento de pizarra de forma rectangular y pulimentado que servía a los profesores como soporte para escribir o dibujar con tiza.
Esta herramienta, si bien permitía mostrar y destacar conceptos básicos, carecía por completo de interactividad. Por otro lado, la colaboración era una de funcionalidades, siendo esta eficiente, pero en ningún caso ofrecía la posibilidad de incorporar participantes que no estuvieran en el mismo espacio en el que se desarrollaba la clase.
Proyectores
Aunque nunca llegaron a sustituir a la tradicional pizarra, en la década de los 80 los proyectores ganaron popularidad en los centros educativos de todo el país. Suponían un recurso complementario con el que los profesores podían ampliar el contenido visual de cada materia.
Sin embargo, pronto fue evidente que quedaba un largo camino por delante para impulsar el proceso de enseñanza-aprendizaje. La necesidad de oscurecer la sala y el hipnótico sonido de las diapositivas al pasar provocaba que más de un alumno cayera sin remedio en los brazos de Morfeo. Además, las bombillas se fundían con facilidad, lo que suponía un coste fijo periódico.
Pizarras digitales
Una década después llegaron a las aulas las pizarras digitales, un recurso con un potencial muy superior a sus antecesoras que facilitaba el aprendizaje y la presentación de contenidos.
Las pizarras digitales están conformadas por un ordenador y un proyector digital. La interacción se hace a través de los accesorios periféricos del ordenador, como el ratón o el teclado. Aunque es cierto que el salto con esta herramienta fue notable, todavía había margen de mejora.
Pantallas interactivas
Los monitores táctiles interactivos son sin lugar a dudas la tecnología más avanzada existente para el aula. En poco tiempo ha logrado consolidarse como la opción preferida por sus funcionalidades y su relación calidad-precio, pues gozan de una durabilidad superior a las pizarras digitales.
Entre las ventajas que presentan están también la interactividad y las altísimas oportunidades de colaboración que ofrece, tanto entre los alumnos y los profesores, como entre los propios alumnos. Además permite que expertos o especialistas que se encuentren en otro lugar puedan aportar sus conocimientos y enseñanzas mediante videoconferencia.
Newline es el principal fabricante de pantallas interactivas, y la segunda marca por cuota de mercado en España, lo que confirma la confianza que los usuarios tienen año tras años en sus productos interactivos, entre ellos los monitores táctiles.
Entre la amplia gama de pantallas interactivas que tiene Newline destacan las especialmente diseñadas para su uso en el sector educativo. Los modelos RS+, ATLAS y Lyra, el lanzamiento de este último se llevará a cabo en los próximos meses, ofrecen un abanico de posibilidades para dinamizar el aprendizaje.
Destacan por ser herramientas completamente autónomas, que no requieren de dispositivos externos para llegar al máximo de sus posibilidades. Las pantallas Newline RS+ y ATLAS cuentan con sistema operativo Android 8.0, mientras que el modelo Lyra tiene Android 11.
Su panel táctil es altamente resistente, lo que lo hace ideal para ambientes académicos. Todo ello sin perjudicar la calidad de imagen y permitiendo que los alumnos puedan ver perfectamente el contenido de la pantalla sin importar donde estén sentados.
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