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Proyector interactivo o pantalla interactiva: características de cada opción

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A la hora de actualizar el equipo tecnológico de tu centro de trabajo, sea este una oficina o un aula, son muchos los aspectos a tener en cuenta, aunque sin duda funcionalidad y precio son los más importantes.

Entre las herramientas más valoradas se encuentran aquellas que facilitan la colaboración y la difusión de información. La oferta es variada, desde proyectores a pizarras interactivas, pasando por pizarras digitales. De las dos primeras vamos a hablar en este artículo, donde se identifican las características de cada uno para saber cuál encaja mejor con las necesidades de tu lugar de trabajo.

1). Proyectores interactivos

Los tradicionales proyectores quedaron obsoletos hace años, dando paso a otros recursos con mayores posibilidades en la oficina y en el aula. Los herederos naturales son los proyectores interactivos, equipos que incorporan detección de movimiento por infrarrojos.

Si bien esta nueva generación de proyectores supone un salto cualitativo, sigue imponiendo unas condiciones de luz muy concretas para que su uso sea óptimo. Requiere, además, estar conectado a un dispositivo base para funcionar. Tiene un único punto de contacto, que se consigue con lápiz o el propio dedo.

Los elementos del proyector interactivo, el propio proyector y la pantalla, deben situarse en un lugar estable y no moverse, de manera que se preserve lo máximo posible la calibración.

En cuanto a la vida útil de estas herramientas, cabe señalar que es considerablemente menor que en otras soluciones similares. Los motivos radican en los ventiladores y las bombillas del propio proyector, cuyo reemplazo periódico, aproximadamente cada año según el uso y el mantenimiento, es indispensable.

2). Pizarras interactivas 

Estas soluciones interactivas son las más novedosas del mercado y suponen una incuestionable mejora respecto al resto que opciones. Ofrecen una altísima calidad de imagen y sonido, tactilidad y son muy intuitivas.

La definición de estos modelos permite que el contenido expuesto sea claramente visible desde cualquier punto de la habitación, sin importar las condiciones de luz o brillo. Y tienen hasta 20 puntos de contacto simultáneo.

Son autónomos, funcionan de forma independiente, sin necesidad de incorporar dispositivos externos, aunque se les puede sumar un OPS con el que aumentar sus posibilidades. Permiten instalar aplicaciones diferentes, de educación, cálculo, videoconferencias, etc, con las que dinamizar e impulsar la dinámica de trabajo, sin importar que esta se desarrolle de manera presencial o a distancia.

La instalación en el caso de los monitores interactivos también es más sencilla y el resultado, sin cables, es más limpio y elegante. Pueden colocarse sobre soportes fijos o móviles de pared, o en soportes móviles.

La vida útil es de unos 10 años, en función del uso que se dé a la pantalla. Son herramientas tecnológicas muy resistentes que dependiendo del fabricante cuentan con una garantía más o menos extensa. En el caso de Newline, empresa dedicada al desarrollo de este tipo de soluciones interactivas, ofrece 3 años para la gama de educación, RS+ y ATLAS; y 5 años para la gama corporate, MIRA, NAOS IP, NT, X y Flex.

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